Este no es un post religioso, es espiritual. No sigo una religion, es que estoy creciendo interiormente como persona.

Llevo abstinente dos semanas y 5 días. Aun no me lo creo ni yo. La voluntad de hacer las
cosas bien me ha traído al buen camino. Hace tiempo que dije: OA es lo que necesito, esta es mi gente, esta es mi causa, por que esta enfermedad ha asolado mi vida. Y empecé a comprometerme y a trabajar el programa. Puse todo de mi parte. Recé, medite, leí. Fui a todas las reuniones que pude y mas. Puse mi buena voluntad, y ha dado resultados. Estoy muy contento, abstinente.

Tengo una serenidad inaudita que no había tenido en mucho tiempo. No es que vaya por la vida viéndolo todo rosita, pero no estoy en el fango como antes. Y aunque tengo mis problemas, no dejo que me sobrepasen. Me estoy enfrentando a la vida con tranquilidad. Esa es la magia del programa, aprender a vivir sin la comida como apoyo para el dolor que nos produce vivir. Apoyarnos para vivir en el programa de 12 pasos, y no en la comida. Esa es la clave, ese es el objetivo, el final de la senda. Lo veo tan claro ahora como el nirvana. Ahí, delante mía.

Eso, amigos, es conexión con mi poder superior. Ya no tengo miedo en recaer, me siento fuerte. Pero no he de confiarme, y también he de vigilar como un perro guardián a las puertas del paraíso. Lo peor es confiarme. Por eso sigo yendo a las reuniones. Por que ahí me ayudan a que este estado siga. Y me ayudan a que no me confíe. Solo espero que me dure hasta que me acueste. Y mañana será otro día.

Todas las noche cuando me acuesto, murmuro para mi: “gracias señor por otro día de serena abstinencia”.

Y me funciona.