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domingo, enero 28, 2007

Tercer paso (cuaderno de trabajo)

Tercer paso:

"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios tal y como nosotros lo concebimos."

Cuando un alimento, una tentación, me genera dudas, y la perspectiva de su consumo me genera tal paranoia mental y malestar, la respuesta correcta es no consumirlo. Ante estas situaciones de fuerte tentación he dejado los alimentos en concreto en el supermercado, los he ignorado, o he escogidos otros mejores para mí. Si era una situación social y los alimentos eran de otra persona, los he ofrecido a otra persona para que los terminara, o me he ido de la reunión.

No culpo a otras personas por traer esa comida, el problema es mió, no suyo. Soy yo el que soy una persona con un problema con la comida. Admitirlo y ser honesto es parte del proceso.

He aprendido que puedo comer en restaurantes si estoy sereno y fuerte, por que mis elecciones serán las correctas. Pero que si hay algo que me intranquiliza y me quita la serenidad, lo mejor es no comer fuera. Por que al comer fuera no puedo decidir cantidades ni alimentos en menor grado, y puede haber platos que lleven harina. Y me expongo a los postres. Comer fuera es un peligro que puedo correr de manera calculada, es un riesgo calculado. No puedo repetir mucho el comer fuera por que es jugar con fuego.

En estas elecciones, en esta intuición, es donde se manifiesta mi poder superior.

También en las elecciones que hago en mi vida diaria. Cuando prefiero dedicar cierto tiempo a Oa, a mantener una relación sana con la comida, que a divertirme. También intento construir a mí alrededor un ambiente sano manteniendo lejos las tentaciones, pero teniendo siempre en cuenta que están ahí, quiera o no quiera, y que es mi elección no comerlas.

He elegido no hacerme daño con la comida, por que la comida me destruye, me anula como persona y hace mi vida insoportable. Con estas nuevas elecciones, elijo una nueva forma de vida libre de la comida, elijo vivir. Cuando alguien me ofrece comida peligrosa para mí, la rechazo y explico mis razones para no comerlo. No espero que comprendan que soy comedor compulsivo, pero si explico como la comida hizo estragos en mi vida en el pasado.

Así que resumiendo, el plan de emergencias del tercer paso ante las tentaciones de la enfermedad es:

-no consumir aquellos alimentos dudosos, o que me generen malestar.

-no excederme en mis salidas a comer.

-dedicar tiempo a mantener una relación sana con la comida por encima de otras cosas. Estar bien con la comida es una prioridad en mi vida, por encima del ocio o del trabajo.

-si un ambiente o una tentación es demasiado para mi, me alejo para tranquilizarme.

En cuanto a las emociones, cuido de mi mismo. Intento tratar a los demás de la mejor forma posible y no hacer daño a nadie, por que eso se volvería contra mí. Me alejo de las personas que me hacen daño. Y no me pongo en situaciones comprometidas que me llevarían a un desbarajuste emocional. El objetivo es mantener un control sobre mis emociones, y mantenerme sereno de tal manera que mis emociones no me sobrepasen y huya a la comida para mitigar el dolor de mi vida.

He aprendido que tengo derecho a sentir emociones y que no debo controlarlas. No se tratar de controlar mis emociones y no sentir nada. Si no de intentar que no haya malas emociones en mí, pero saber que a veces tengo derecho a estar mal por que soy humano. Y que cuando este mal, que muchas veces es inevitable, estaré mal y necesitare un tiempo de retiro, o hacer cosas que me animen, pero jamás comer. Comer no me ayudara. Si dicha emoción negativa surge de un problema, poner en orden este problema puede ayudar, pero el obsesionarse con el no. Haré todo lo que sea posible, pero cuando lo haya hecho dejare que siga por si solo y no seré controlador hasta el extremo. Tendré fe y esperanza en que se solucione. Diferenciare, ante un problema, que puedo hacer, y que no. Haré lo que pueda y luego esperare a que se solucione.


Tercer Paso:
"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios como nosotros lo concebimos"
Se dice que los tres primeros pasos del programa de Comedores Compulsivos Anónimos son fáciles; "yo no puedo, Dios si puede, mejor se lo dejo a Dios."

Esto es soltar riendas, admitir que yo no puedo controlar todo y a todos los sucesos personas, que pasan o están a mi alrededor. Si lo intento no voy a poder, me voy a frustrar y me generara un dolor tal que me llevara a comer. No puedo controlar mi vida, no puedo controlar las cosas que me pasan, no puedo controlar a otras personas. Todo eso esta en manos de dios, que se manifiesta en las sutiles coincidencias que me van ocurriendo y que en conjunto configuran mi vida.

En el primer paso, llegamos a convencernos de que éramos incapaces de controlar nuestra forma de comer y vivir por nuestra sola voluntad. En el segundo paso, añadimos a esta aceptación de nuestra total impotencia, una fe recién descubierta, que nos hacia creer en Dios, que podía liberarnos de la obsesión por la comida y devolvernos la cordura en todas las áreas de la vida.

Soy impotente ante la comida y ante mi vida, yo solo hago mi parte, y espero los resultados que dios me va a dar a través de mi vida, y estaré agradecido de los resultados. Si son buenos, por que son buenos, y si son malos, por que son oportunidades para crecer como persona ante la resolución de la crisis.

Es imposible aceptar el Tercer Paso antes de haber aceptado los dos primeros. Una vez que hemos llegado a creer que existe una solución, el Tercer Paso es sencillo. Si queremos vivir libres de la fatal enfermedad de la comida compulsiva, aceptaremos sin reservas la ayuda de Dios. Le decimos "Si" a Dios, y de ahora en adelante, decidimos aceptar esta guía espiritual en cada una de nuestras decisiones. Dense cuenta que hemos dicho que este paso es sencillo; no hemos dicho que es fácil. No es fácil porque, para cada uno de nosotros, esta decisión significa que de ahora en adelante debamos adoptar una nueva y poco familiar manera de pensar y actuar en la vida. A partir de ahora, soltaremos nuestras ideas preconcebidas acerca de lo que nos conviene.

Para mi aceptar a Dios significa que ya no soy yo quien decido lo mejor para mi. Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad, y si me dejo, me llevara a vivir mal y a destruirme con la comida, como ya hice en el pasado. Así pues necesito otra guía, una guía espiritual que me de calma, paz y serenidad. Se lo dejo a dios. Necesito estar en comunión con su inmensidad, necesito la fortaleza que me da ante las tentaciones y ante el vivir haciéndome daño, para asi compartir su fuerza y poder vivir inmerso en esta vida de locos pero siendo mi propia isla de recuperación que no necesita adicciones para vivir.

Cuando tengamos que enfrentar decisiones, buscaremos la guía de Dios y cuando esta guía nos llegue, entonces actuaremos.

Cuando tengo decisiones importantes, a veces hago listados de posibilidades, con pros y contras. Así muchas veces con una visión en conjunto me viene la opción mas correcta por instinto. Otras veces, ante tanta opción simplemente no hago nada, y dejo que dios, a través de las manifestaciones de mi vida, escoja por mi. Espero una señal y la elección viene a mí. Ya no pierdo mi tiempo pensando horas y horas en que hacer. Se que dios tiene reservado lo mejor para mi. Lo que necesito o para ser recompensado o para crecer como persona ante la adversidad.

Y con mi futuro igual. Ya no tomo decisiones de donde, cuando y como va a ser mi vida dentro de x años. Eso no lo se, se lo dejo a dios, yo solo voy a hacer mi parte, que es: cuidar de mi mismo, crecer como persona interiormente, estar abstinente, y ser un mejor profesional en mi trabajo. Así mismo no decido si mañana quiero compartir mi vida con alguien o no, eso no esta en mi mano. Yo solo puedo centrarme en mí, en mejorar, en ser una persona digna de amar y entonces, esa persona vendrá a mi sin yo buscarla.


Nuestra nueva vida comienza con la disposición para adoptar una actitud totalmente nueva hacia el control del peso, la imagen corporal, y la comida. Nuestro programa de Doce Pasos, es el punto más importante en el que Comedores Compulsivos Anónimos difiere de los programas de dietas para perder peso que intentamos en el pasado. Nos dieron dietas a seguir y se nos hizo responsable de adherirnos a ellas. En CCA no nos dan dietas. Perder peso no es nuestra única meta, y aceptamos que aun un "cuerpo perfecto" (si es que pudiera haberlo) no nos haría felices. Nuestro principal propósito, es abstenernos de comer compulsivamente, y ahora ya sabemos que, para hacerlo, necesitamos ayuda.

Hacer dieta no es suficiente. Diría que es hasta peligroso. A cada periodo de dieta, sigue uno de ansia de comer. Cada cosa que se prohíbe luego es mas deseada, es ley de vida. La atracción de lo prohibido, la tentación. Así pues, en mi mismo, como cada periodo de “dieta”, de comer poco, ha sido seguido por un periodo de comer mucho, y luego otro de comer poco por arrepentimiento. El efecto yoyo. El subir y bajar de kilos. Los extremos. Lo viví acelerado en fases de días.

Oa me ha ayudado a encontrar un punto medio en mi manera de comer. A normalizar mis hábitos. A despreocuparme del peso y la comida durante el 99% de mi vida, a convertir mi peso y mi físico de una obsesión a un simple asunto mas del que me ocupo como otros tantos en mi vida.

Pero lo más importante es que me ha hecho ver que la comida y el peso no es lo único. Hay mucho más. Mi estado emocional y espiritual. Las variaciones de kilos me alteran la cabeza. Alteran mi autoestima y me llevan de la depresión a la felicidad artificial y vuelta a la depresión. Ahora se que mi felicidad no es una meta a la que voy a llegar modificando mi físico. Se que es un estado mental que yo construyo a mi alrededor y que es mi elección mantenerme en el o no, y que la llave para llegar a este estado es disfrutar de las cosas pequeñas y sentirme vivo. En definitiva Oa y el programa me ha enseñado a ser mejor persona, a vivir más plenamente, y a aceptarme a mi mismo.