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jueves, mayo 31, 2007

Mi historia con la comida (actualización y 2)

[...]Esta semana santa de 2007 he recaído. Y que. No pasa nada. No me culpo por ello. Estoy enfermo. Sigo viniendo. Sigo adelante. Aprendo de mis errores. Analizo por que he recaído y pongo medios para que la próxima vez no me vuelva a pasar.

Unas amigas me propusieron viajar conmigo en las vacaciones de semana santa a mi ciudad, por que tenían ganas de echarse unos días de playa. Yo dude inicialmente, pero al final dije que si inconscientemente. En parte echaba de menos mi ciudad, mi tierra. Me prepare espiritualmente lo mejor que se. Me lleve mis libros, medite. Avise a mis compañeros o compañeras a donde iba. Pero como ya he dicho antes, recaí.

Ya me ha pasado antes en las mismas circunstancias. Casi 6 meses de abstinencia. Finalizando el 4 paso de oa. Viajo a mi ciudad y recaigo. Parece una ecuación, una circunstancia mística en la que se dan estos factores. Pero irónicamente parece que dios me esta diciendo que si voy allí me la juego y recaigo, es como si una voz murmurara, no vayas, no vayas.

El primer día que estaba en casa de mi madre otra vez. Me encontré con comida especialmente preparada para mí, y una pequeña ración de un alimento dudoso que había pasado a compulsivo. Me lo comí por no llevarle la contraria a mi madre. Pero ya se sembró de nuevo en mi interior la semillita de la compulsión.

El segundo día de estar allí, tuve un compromiso social, el rodaje de una película. Me lleve mi comida, me Salí del rodaje para comer. Pero me salte a la torera uno de los lemas de oa: “ni demasiado hambriento, ni demasiado cansado”. La noche antes del rodaje había dormido 4 horas por que tuve que llevar a mis amigas de juerga como buen anfitrión. Con solo 4 horas de sueño en el cuerpo y un desayuno abstinente me fui para el rodaje. Estaba cansado. Me pusieron el disfraz y bueno estuve todo el día haciendo ejercicio. Que si corre para acá, que si rueda para allá. En fin es lo que tiene hacer de extra en una película (aunque la película sea no comercial y hecha por unos amigos). Normalmente, mi plan de comidas esta ajustado para poca actividad física, ya que mi trabajo es muy sedentario. Trabajo sentado y sin apenas moverme delante de un ordenador. El sueño y todo el ejercicio acentuaron mi cansancio. Y además, me abrieron mucho el apetito. Me comí mi comida abstinente que llevaba conmigo pero apenas me tapo el hambre. Me sentía muy hambriento, hambre física, no emocional.

Cuando llegue a casa de mi madre estaba solo. Mi familia no estaba. Aquella casa tiene una barra americana, es decir la cocina no tiene puerta y da al salón. Agotado físicamente, y hambriento, vi toda la cocina llena de alimentos compulsivos. No me tocaba cenar hasta unas horas después. Comí un poco. Intente parar. No pude. Seguí comiendo. Aquella cocina que tantos y tantos atracones me ha visto darme, volvió a ser escenario de un nuevo atracón. Extrañamente tenía la cabeza muy fría, por que ha sido una recaída desde el punto de vida físico. Puro hambre. No fue por usar la comida para tapar mis emociones, sino para tapar hambre y cansancio. Y esto creo que fue la primera vez que me ha pasado, por que hasta ahora yo siempre he usado la comida como anestesia ante mis emociones. Me entere de todo, podía pensar, sabia lo que estaba haciendo. Pero no podía parar.

Fueron 4 días de locura. No me sentía deprimido. Ni culpable. Pero ya no sentía la alegría ni la fe que tenia días antes de ir a mi ciudad de nuevo. Eso si, comí alimentos que hacia mucho tiempo que no comía. Y me vi haciendo cosas que yo nunca antes había hecho. Planear atracones. Gastar mucho dinero en comida compulsiva en supermercado y tirarla luego a medio comer. Cuando tire toda esa comida, me decía: “hazte un favor, aleja toda esa comida tan dañina de ti.”

Esta vez que fui a mi ciudad no me lleve mi coche. Con lo que tenía que moverme en trasporte publico. Por lo tanto tenía que llevar dinero suelto en el bolsillo. Por desgracia tampoco vendían allí abonos de trasporte público. Yo con dinero suelto en el bolsillo soy muy peligroso para mí, por que puedo tener la idea de comprar cualquier cosa compulsiva para mí. Así que mi enfermedad aprovecho para salir a flote y querer yo gastar todo ese dinero de sobra en mi bolsillo para prepararme atracones.

En cuatro días de recaída engorde casi 5 kilos, a una velocidad pasmosa.

Pero fue irme de casa de mi madre, volver a donde vivo ahora, y coger de nuevo la abstinencia. Esta recaída me ha hecho ver muchas cosas. Muchas de ellas las había escuchado en el programa y las he visto cumplidas en mí. Como que la enfermedad sigue avanzando aun estando abstinente, por que esta recaída ha sido mucho más fuerte que la anterior, que solo fue un atracón, esta vez han sido 4 días de locura.

He aprendido que aun tengo muchas heridas abiertas que tengo que trabajar, y que si estoy lejos de ellas puedo mantenerme estable, pero volver a los lugares donde esas heridas vuelven a mi cabeza hacen tambalear mi abstinencia y mi recuperación. También he aprendido que allí la voz de la comida se hace más fuerte en mi cabeza, y que yo no puedo controlar ni decidir sobre viajar allí. Ha sido como si dios de una manera misteriosa me dijera que no viaje allí o recaigo. Si allí la voz de la enfermedad se hace más fuerte, necesito que cuando vaya allí la voz de oa sea más fuerte, por lo tanto solo podré viajar allí, no cuando ni como yo quiera, si no cuando dios quiera, es decir cuando en mi ciudad haya convenciones o eventos de oa. Y además he aprendido también que no debo alojarme más en casa de mi madre, por que soy impotente ante la comida que hay allí. Además allí la enfermedad se hace más fuerte, y la ingobernabilidad de mi vida se hace más fuerte, por que la vida se me acelera. Todos mis amigos quieren verme. Todos quieren quedar para ir a comer o cenar. Y el tiempo vuela.

Además he notado como la comida hace que vuelva poco a poco al estado mental en el que estaba antes de llegar a oa. Me desconecta de mi serenidad, de la tranquilidad, de la alegría de vivir que sentía. Así pues eso me convence que necesito estar con la cabeza conectada al programa, por que si no se me olvida de que soy comedor compulsivo y quiero vivir como antes. Y para eso necesito mis tres reuniones semanales, que cuando viajo me pierdo. Y necesito quien me apadrine con un estrecho contacto diario para estar en constante trabajo del programa y no dejar que la voz de mi cabeza gane terreno y de paso a la enfermedad.

Pero en el fondo creo que debo sentirme afortunado, por que la recaída no ha logrado llevarme a la depresión. No ha hecho que abandonase OA. Y he podido vivir este año la mayoría del tiempo libre de la compulsión por la comida, cuando el año anterior estuve casi todo el año en recaída. Cada recaída me ha hecho acercarme más al programa, y ahora tengo mas ganas que nunca de seguir trabajando por mi recuperación.

Paso un mes. Se me presento un viaje al que yo había dicho inicialmente que no iba a ir por tema de dinero, pero finalmente me invitaron y no pude decir que no. En este viaje me acompaño la que hoy día es mi pareja.

Los viajes me descolocan, hacen que los pilares de mi abstinencia se tambaleen, y además provocan en mí una serie de emociones que hacen que pierda la serenidad. También en la incertidumbre sobre lo que voy a comer y cuando lo que me lleva a la recaída.

Ese fin de semana recaí también, y me di cuenta que no podía parar, que necesitaba un padrino, y que baso mi abstinencia en tener excusas, coartadas, motivos para no comer, por que yo siempre quieren comer si me dejo y me escucho a mi mismo.

Fue volver del viaje y el lunes ir a una reunión y gracias a dios volver a estar abstinencia.

Pero ya no era igual, me estaba desconectando del programa de oa. Había perdido la paz y la espiritualidad. Cierto es que los atracones no me hicieron hundirme, pero los viví con la cabeza totalmente fría, dándome cuenta de todo lo que hacia, queriendo parar, y no poder, como si estuviera poseído

A la semana de este viaje, mi pareja vino a cenar a casa para estar conmigo. Ella sabe de mi enfermedad y de oa, pero es una comedora normal. Ella normalmente trae su comida, por que tiene otra forma de comer totalmente distinta que yo le respeto ya que ella me respeta y tolera a mí.

Pero aquel día, en un descuido ella olvido en mi cada un alimento compulsivo que cuando volví, yo me lo comí.

Me asuste de verdad, por que de 6 meses, había pasado a 1 mes y luego a 1 semana. Los tiempos de abstinencia iban a la inversa, ya que ese camino pero al revés lo había recorrido al principio de entrar en oa. Lo siguiente que me quedaba era la recaída total. Tenía que hacer algo, no podía dejarme llevar a la recaída total. Ya había estado allí y no quería volver a ese infierno. Medite y pensé en dios, y este me mostró la solución.

Hable con ella, y ya no se dejara nunca más alimentos olvidados en mi casa, pro que sabe el daño que me puede hacer. Ella puede traer lo que quiera y comérselo, a condición de que no me ofrezca y luego se lo lleve. Tengo un gran apoyo en ella por que me ayuda mucho ya que me comprende, aunque como dice en los libros muchas veces las parejas de alcohólicos piensan que con amor pueden curar la enfermedad y se que ella piensa eso. Yo se que no, por que soy adicto a la comida hoy, y mañana y a la otro día, pero ahora tengo un motivo mas para vivir. Uno muy importante.

He cogido un padrino y he empezado otra vez desde cero. He vuelto al punto de partida. Tengo tan asimilado que si recaigo sigo adelante, que la respuesta ante una recaída, ante comer algo compulsivo, me sale automática. Voy al grupo, llamo, escribo y no dejo de seguir adelante. Una recaída para mi es algo muy delicado, pero no es el fin. No tengo que hacerlo todo perfecto, pero no tengo que dejarme llevar, simplemente lo hago lo mejor que puedo.

Ahora llevo otra vez un tiempo abstinente, y sigo trabajando por seguir viviendo lo mejor posible. Mi nuevo padrino me esta ayudando mucho con una nueva manera de trabajar el programa que desconocía, y también me he dado cuenta como soy muy sensible además de empatico y absorbo las emociones de los demás, sobre todo las que son negativas. Y por eso necesito tener mi mente conectada al programa mediante la fe en mi recuperación y mi poder superior. Las actitudes enfermas de personas que no saben relacionarse unos con otros y lo hacen haciéndose daño a mi me afectan y me duelen sobre manera y me llevan a recaer.

Eso es lo que me ha enseñado esta serie de recaídas, eso y que necesitaba apadrinamiento urgente. Y aquí estoy, trabajando otra vez con más ganas que nunca, y dando gracias por cada segundo de vida que he podido arrebatarle a la enfermedad.

Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad.

Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad. Yo no se escoger que comer de una manera sana. Yo siempre tiendo a comer de manera destructiva para mi, y de igual manera mi vida acabo siendo un callejón sin salida lleno de dolor.

Yo no puedo decidir que escoger para comer, por que como enfermo y adicto que soy, querré mis alimentos compulsivos. Y en el momento que toque uno ya no podré parar. Por eso estoy indefenso ante el primer bocado compulsivo. Y además para mi no es solo el alimento, es el formato, el como venga presentado en cantidades, envoltorios etc. Y la forma de relacionarme con ese alimento, como, cuando y en que estado mental-físico-espiritual estoy cuando lo consumo.

Quiero decir que ciertos alimentos me pueden ser compulsivos si los consumo en determinado estado mental, o en cierta cantidad, y que soy yo el que le da el carácter compulsivo al alimento, por el efecto tranquilizador, sedante y drogadicto que puede tener un alimento sobre mí.

Mi última recaída ha sido una serie de atracones espaciados que me volvieron a llevar a la locura.

En la semana santa volví de vacaciones a mi ciudad. Allí estaba todo el pasado que había dejado atrás, todas las heridas abiertas, y todas las emociones. Allí todo se acelera, todo el mundo quiere verme, y también esta mi familia. Mi madre sigue con sus actitudes dañinas e inquisitorias hacia mi. El primer día comí mas de lo habitual. El siguiente día caí en un atracón. Dios me estaba diciendo claramente que para mi ir allí de visita es caer en recaída. Además la experiencia me ha demostrado dos veces que ya es asi. Es una ecuación que he de romper: 6 meses de abstinencia + viaje a mi ciudad + trabajo del cuarto paso = recaída.

Estuve todo el tiempo de estas vacaciones (4 o 5 días) comiendo sin parar. Planeando atracones, caminando por la calle de tienda en tienda. Me sorprendí a mi mismo haciendo cosas que nunca antes había hecho con la comida. Pero aun así no deje de rezar, ni de escribir ni de llamar, ni de hacer un plan de comidas, aunque no lo cumpliera y luego anotara todo lo que comía en los atracones. Arrepentido y asustado incluso tire comida con tal de no comerla.

En cuanto volví de mi ciudad a mi residencia habitual volvió la abstinencia.

Paso un mes. Se me presento un viaje al que yo había dicho inicialmente que no iba a ir por tema de dinero, pero finalmente me invitaron no pude decir que no. En este viaje me acompaño la que hoy día es mi pareja.

Los viajes me descolocan, hacen que los pilares de mi abstinencia se tambaleen, y además provocan en mí una serie de emociones que hacen que pierda la serenidad. También en la incertidumbre sobre lo que voy a comer y cuando lo que me lleva a la recaída.

Ese fin de semana recaí también, y me di cuenta que no podía parar, que necesitaba un padrino, y que baso mi abstinencia en tener excusas, coartadas, motivos para no comer, pro que yo siempre quieren comer si me dejo y me escucho a mi mismo.

Fue volver del viaje y el lunes ir a una reunión y gracias a dios volver a estar abstinencia.

Pero ya no era igual, me estaba desconectando del programa de oa. Había perdido la paz y la espiritualidad. Cierto es que los atracones no me hicieron hundirme, pero los viví con la cabeza totalmente fría, dándome cuenta de todo lo que hacia, queriendo parar, y no poder, como si estuviera poseído

A la semana de este viaje, mi pareja vino a cenar a casa para estar conmigo. Ella sabe de mi enfermedad y de oa, pero es una comedora normal. Ella normalmente trae su comida, por que tiene otra forma de comer totalmente distinta que yo le respeto ya que ella me respeta y tolera a mí.

Pero aquel día de hace dos semanas, en un descuido ella olvido en mi cada un alimento compulsivo que cuando volví yo me lo comí.

Me asuste de verdad, por que de 6 meses, había pasado a 1 mes y luego a 1 semana. Los tiempos de abstinencia iban a la inversa, ya que ese camino pero al revés lo había recorrido al principio de entrar en oa. Lo siguiente que me quedaba era la recaída total.

Hable con ella, y ya no se dejara nunca mas alimentos olvidados en mi casa, pro que sabe el daño que me puede hacer. Ella puede traer lo que quiera y comérselo, a condición de que no me ofrezca y luego se lo lleve. Tengo un gran apoyo en ella por que me ayuda mucho ya que me comprende, aunque como dice en los libros muchas veces las parejas de alcohólicos piensan que con amor pueden curar la enfermedad y se que ella piensa eso. Yo se que no, por que soy adicto a la comida hoy, y mañana y a la otro día, pero ahora tengo un motivo mas para vivir. Uno muy importante.

martes, mayo 29, 2007

Por que no puedo comer de una manera controlada


No puedo comer de una manera controlada por que mis hábitos alimenticios están alterados a extremos desde que tengo uso de razón. De niño y adolescente, y en mi juventud, hasta los 25 años yo tenía un apetito voraz, insaciable, e inadecuado para el ejercicio físico que hacia, que destruyo mi cuerpo con sobrepeso excesivo.

Luego entre los 25 y los 27 tuve un periodo de mucha perdida de peso y muchas privaciones, comiendo solo una vez al día.

De los 27 años en adelante empezaron los atracones salteados de periodos de dejar de comer totalmente por culpabilidad.

Todo esto paro cuando encontré oa por la gracia de dios.

Hoy se que no puedo comer de una manera controlada. Mi cabeza y mis emociones han sucumbido totalmente ante la comida por que he huido hacia ella cuando toda mi vida era dolor y lo única sensación placentera que podía encontrar era el sabor y la plenitud de sentirme lleno.

Yo con la comida no tengo ninguna clase de control ni medida. Igual que con mi vida antes de conocer el programa de recuperación de doce pasos. Mis emociones pasaban de la extrema euforia a la depresión mas profunda. Mi manera de comer pasaba de la dieta más estricta auto impuesta, al atracón, al ayuno. Todo en ciclo de días.

Destrocé mi cuerpo y mi alma así. Eso se tradujo en que soy muy sensible a mis emociones y a las de los demás. No puedo controlar la comida. Cualquier cosa me sienta mal. Y cada vez que intento controlar la comida, esta me hunde de rodillas y me destroza vivo.

Si hay un litro, yo lo bebo entero. Si hay ocho porciones, yo quiero las ocho. Si hay un paquete o una caja entera de un producto, yo no paro hasta que lo acabo. Por eso me lo hago fácil y compro la comida en paquetas de las cantidades que me van bien y que se acaban al comerlos una sola vez.

Yo solo puedo decidir que voy a comer al final del día una vez ya he comido mis tres comidas y estoy fuera del circuito de mi adicción. Cada vez que yo quiero decidir yo solo lo que voy a comer me acerco más al atracón. Cada vez que quiero controlar mi vida y hacer un viaje que yo decido, me estrello con la comida, sobre todo si es a mi ciudad de origen. Ahora se que yo no puedo controlar lo que como por que si lo hago voy hacia mi patrón autodestructivo de alimentación. Así que como yo no se lo que he de comer ni lo que es bueno para mi, pido a dios que el me de su guía por que el me quiere y el sabe lo que es lo mejo para mi en su infinita sabiduría. Lo bueno es que dios responde y me guía, y así puedo tener esperanza.

Si yo me obstinara en controlar mi vida, en controlar lo que como y comer que se que es fuente de placer destructivo para mi, acabaría destruyéndome y comiendo compulsivamente todo aquello que odio pero que no puedo evitar parar de comer cuando lo como.

domingo, mayo 27, 2007

estar obsesionado por alguna cosa

Mi obsesión por la comida se manifiesta de dos maneras:

La primera es que trato de controlar la comida. Trato o bien de alejarla de mi, o de evitar que me ofrezcan comida, o trato de poner barreras o excusas para que la comida no me asalte, no sentir el deseo de comerla. Cuando me da miedo de la comida, la tiro a la basura le hecho liquido friega platos para no querer comerla para que este mala de sabor y así sentirme seguro.

La segunda manera en que la obsesión por la comida se manifiesta en mi es cuando no puedo parar de dejar de pensar en la comida y esto llena todos mis pensamientos, por lo cual dejo de pensar o de hacer otras cosas, pierdo mi claridad mental y se me nubla la mente y me siento como desmayado, parado, incapaz de hacer nada.

La obsesión es muy poderosa. Es cuando me llena la cabeza de ruido y no soy capaz de parar de pensar en algo. Cuando tengo un problema tan fuerte que es una idea que esta siempre en mi cabeza por que me siento incapaz de solucionarlo, impotente ante el problema. Y eso me causa dolor, y cuando el dolor me desborda, me lleva a comer para no sentir nada.

Con el programa he aprendido a ocuparme de mis asuntos, solucionar mis problemas, a cuidar de mi y de mis emociones, como método para prevenir recaídas emocionales, dolor espiritual-emocional.

Durante mucho tiempo mi alma a estado libre de la obsesión por mis problemas y del dolor, y he estado libre del deseo de comer compulsivamente.

Mezclarme con personas normales, que tienen actitudes enfermas en sus relaciones personales, que viven haciéndose daño los unos a los otros, me hace sufrir. Soy empatico, y absorbo las emociones que hay a mi alrededor, tanto buenas como malas. Así que he aprendido a escoger muy bien de quien me rodeo. Pero en el fondo no puedo controlar esto.

Dios me ha puesto hace poco una prueba y a puesto en mi camino una persona totalmente negativa, un vampiro emocional que ha destruido mi positividad y que ha llenado a mi y a mi grupo de amigos de negatividad, llenándolo todo de mentiras, conspiraciones y dolor. La obsesión ha vuelto, y no he comido compulsivamente. He sido fuerte y he rezado a dios que me ayudara, me he centrado en la parte positiva de mi vida y he sobrevivido. Solo he notado que comía menos, y que tenía los ciclos de comida alterados pero eso también es peligroso por que mi obsesión por la comida se puede traducir en privación de comer con esta.

Afortunadamente he identificado mi obsesión con el problema, y trato de alejarme de las personas que me recuerdan el problema y me traen el dolor, de esta persona y todo el dolor que ha originando en mi grupo de amigos. He ido a reuniones he llamado, he escrito, y la obsesión ha pasado. Dios me ha dado fuerzas y me ha ayudado a pasar por todo el trance emocional sin comer de manera autodestructiva. El programa funciona. He pasado por una recaída emocional y no me he dado un atracón. Gracias a dios, a oa, a las compañeras y a mi padrino por toda la ayuda.

Ahora se que si me dejo llevar por las malas actitudes, acabare sufriendo dolor por algún problema en el que me meteré, y esto me llevara a no querer sufrir, y esto me llevara a querer comer compulsivamente.

Para vivir libre de la obsesión, del dolor, y de la comida, para mi es vital tener una actitud positiva ante la vida, y ser una buena persona.

viernes, mayo 25, 2007

La sensación de olvido tal como se ha manifestado en mi vida...

Yo he usado la comida como sedante como droga durante mucho tiempo, igual que un alcohólico ahoga sus penas en alcohol, yo mataba las mías con comida. Para no sentir, por que me dolía vivir, por que para mi era más fácil no sentir nada antes que afrontar la vida, ya que sentía que mi vida era un callejón sin salida.

Tape con comida durante años mi soledad por no sentirme querido en el seno de la familia en la que crecí.

Tape con comida durante años mi soledad cuando era adolescente cuando todos mis amigos tenían novia y yo no era capaz de atraer a nadie.

Tape durante un tiempo con comida el dolor que sentía por ver que mi sueldo, mi trabajo y mi vida, dependían de una persona que era adicta a la cocaína

Cuando la convivencia con mi madre fue tan insoportable por que ella desahogaba su dolor conmigo, yo comía para no sentir su dolor. Me era más fácil anestesiarme con comida que consolarla y enfrentarme a los problemas que contaba, ella proyectaba toda su negatividad en mí.

Mis dos últimas relaciones con mujeres han empezado acompañadas de periodos de recaída. Afortunadamente en mi nueva relación que acaba de empezar, estoy abstinente y ella comprende mi enfermedad y se preocupa por mí.

Siempre que mis emociones me han desbordado he huido hacia la comida.

Ahora se que debo trabajar mis emociones para tener una vida de calma y serenidad, y ser bastante equilibrado de manera que así no tenga subidas o bajadas emocionales de euforia o tristeza.

Ahora se que el camino rápido y fácil es no sentir en vez de afrontar el problema. Ahora se que tengo derecho a sentir mis emociones, y que tengo que hacer un esfuerzo para no tirar ni un dia mas a la basura. Lo difícil, pero que es el camino correcto, es afrontar la vida, mis emociones, solucionar los problemas, no dejarme llevar adormilado por la comida que me atonta, me hace no pensar, e instala el miedo y la locura en mi cabeza.

jueves, mayo 24, 2007

La debilidad catastrofica de comer compulsivamente y el peligro que conlleva para mi como comedor compulsivo que soy.

Soy impotente ante la comida y mi vida se ha vuelto ingobernable. Tengo una debilidad catastrófica. Soy adicto a cierta clase de alimentos. Cuando los como mi mente y mi cuerpo reaccionan de forma extraña y anormal. Si me dejo llevar por esta adicción durante un tiempo, puedo acabar matándome. Por eso es catastrófica.

Puedo caer en una profunda depresión y desear suicidarme. Puedo caer en el peligroso hábito de comer en el coche mientras conduzco y matarme en un accidente de tráfico. Puedo llegar a estar tan obeso que intente mil medicinas o métodos distintos para adelgazar que maltraten mi cuerpo peligrosamente (cirugía, pastillas milagrosas, acupuntura etc etc…)

Comer compulsivamente es mi debilidad por que cuando lo hago me destruye como persona, me pone una cadena al cuello y soy esclavo de la comida. Me quita mi libertad de acción y pensamiento.

Realmente cuando estoy en recaída y me dejo llevar por mi anhelo imperioso de comer compulsivamente, siento un miedo terrible, miedo a donde me puede llevar, a mi autodestrucción. Comer compulsivamente es una debilidad que me destruye a nivel físico (por aumento de peso, por todos los síntomas de la obesidad), mental (la obsesión con la comida se apodera de mi y solo pienso en comida o en huir de la comida), y espiritual (el terror es tal que toda paz sale de mi y vivo presa del pánico a mi autodestrucción).

Para que esta debilidad catastrófica se abra paso en mí y me venza el anhelo de comer compulsivamente, lo único que tiene que pasar es que mi mente se desconecte de todo lo que significa para mi oa. Y esto es dejar de trabajar los pasos y de usar las herramientas.

Cuando dejo de trabajar los pasos siento que no avanzo, que mi recuperación se para. Ciertamente hay muchas maneras y escuelas de trabajar los doce pasos. Casi como padrinos, pero no hay excusa para dejar de hacerlo, sea cual sea la manera. Si me paro en mi caminar por los pasos, si dejo de llamar, si dejo de ir a reuniones, si dejo de utilizar las herramientas, voy directo a un atracón, es decir a que mi debilidad llegue a ser una catástrofe y en ultima instancia me mate.

Ese es el peligro. Comer compulsivamente es una enfermedad crónica, degenerativa y en última instancia mortal. Como la diabetes. Pero si me cuido, si hago lo que tengo que hacer, es decir trabajar los pasos y usar las herramientas (mantener mi mente conectada al programa de recuperación de 12 pasos de oa) puedo vivir. Y mi calidad de vida puede ser muy buena, y ser cercana a la de la de una persona sana, pero con ciertas limitaciones.

El estancamiento en mi recuperación es una posibilidad, puedo empezar a vivir de rentas, y no avanzar en el programa, no seguir buscando en mi. Y este es el primer síntoma de que se acerca una recaida (antes o después) , por que este es un programa de busqueda interior, de ahondar en uno mismo, que no tiene fin, ni meta, ni alta medica. El verdadero objetivo es vivir recorriendo el camino. Mantenerse dentro del estilo de vida que propone el programa. No hay un final, se trata de simplemente llegar y quedarse. Si te vas, si lo dejas, estas en peligro. Irse de Oa es igual a empezar a morir lentamente otra vez, y puede que o vuelva a los meses con muchos kilos mas, o no vuelva nunca por que haya muerto. No quiero dejar Oa, quiero seguir viniendo. Quiero seguir vivo.

miércoles, mayo 23, 2007

Sobre el anhelo imperioso de comer compulsivamente tal como era en mi vida

Soy adicto a la comida. Ahora lo se. Lo he sido durante muchos años sin saber siquiera que lo era. Mi adicción, mi enfermedad estaba latente en mí, hasta que en un momento de mi vida despertó en forma de un hambre voraz representada en forma de atracones.

Mi adicción es una enfermedad que se llama compulsión por la comida, que es hermana de la anorexia y la bulimia. Comparten síntomas como la depresión, los excesos y defectos con la comida, etc. Pero en el fondo en mi humilde opinión como enfermo, son enfermedades de carácter mental, físico, y en cierta manera, espiritual, de dolor por vivir.

El deseo imperioso de comer existía en mi vida a nivel físico desde que recuerdo. Yo siempre comía cantidades muy grandes. Comida que mi cuerpo no necesitaba, por el puro hecho del placer físico de comer mas. Recuerdo que comía una barra de pan yo solo. Si no comía grandes cantidades me sentía vació. Luego si no comía cierta clase de alimentos compulsivos toda otra comida me sabía mal y siempre tenia mal sabor de boca. Destruí mi cuerpo con sobrepeso durante la mayor parte de mi vida. La naturaleza me dio un apetito voraz e incontrolable tal que ya desde pequeño fui obeso. En fotografías mías con 4 o 5 años ya tenían barriga. Mi madre siempre presumió de lo mucho que comían sus niños (mi hermano y yo) cuando éramos bebes ante sus vecinas. Nunca fui un niño que no quiso comer, todo lo contrario, desde que tengo uso de razón recuerdo haber querido siempre mas y mas.

Cuando no podía comer lo que quería me enfadaba. Siempre la comida fue motivo de discusión con mi madre. Cuando comida por que no comiera mas, y cuando no comía, por que comiera mas. Siempre al contrario. Todo lo que recibí fue no, no, y no, siempre lo contrario, como en otras áreas de mi vida.

Usaba la comida como arma de rebeldía contra mi madre, cuando ella decía que no comiera, yo comía mucho. Con tal de llevar la contraria y rebelarme. Era la única manera de llamar la atención. Usaba la comida para llamar la atención de mi madre, igual que otros niños lloran o se portan mal.

Fisicamente la comida me llevo a estar en las últimas, tocar fondo. Una vez acabe en el hospital por que había comido demasiado. Y aun así estaba tan ciego que no me di cuenta de lo que le estaba haciendo a mi salud física.

A nivel emocional usaba la comida para tapar emociones dolorosas. La comida siempre fue mi amiga mas odiada.

Mi adicción a la comida destruyo mi autoestima a través de la destrucción de mi físico. Mi enfermedad me dio años de interminable depresión y soledad. Con mi físico destruido por la obesidad no tenia autoestima, y no pude atraer a nadie, a ninguna pareja. Cuanto otros chicos jóvenes empezaban a salir con chicas, yo no, por que no me quería a mi mismo. Me odiaba a mi mismo y a mi cuerpo, lo separaba de mi. Me daba sincero asco. Pero me sentía atrapado en el, sin poder huir de la cárcel que era para mi, mi cuerpo.

No tuve un desarrollo emocional normal. No había alegría en mí. Para mi todo era oscuro y doloroso. Recuerdo que en un juego con otros chicos y chicas teníamos que describir ciertas cosas, un camino por el que avanzábamos, un lago y decir que hacíamos al llegar al lago. Mi camino estaba jalonado de cadáveres como una guerra en África o Asia de las que veía por TV. Yo solo me mojaba los pies en el lago y luego seguía mi camino.

En aquel juego mis amigos se asustaron, me dijeron que se preocuparon por mi. El camino era como yo veía la vida, un lugar terrible lleno de dolor, como es una guerra. Y el lago es como yo veía mi lado emocional sentimental hacia el amor y el sexo: apenas si me decidía a probarlo, mientras que otros compañeros se tiraban de cabeza al lago.

Ahora siento que la enfermedad me robo los años mas bonitos de la vida, la juventud. Solo me sentía alegre en mi trabajo donde me podía sentir útil. El resto no contaba. No me sentía vivo. Pensé en el suicidio. La enfermedad, la comida, mi obesidad, la soledad y el aislamiento, me llevaron al extremo.

Comía para mitigar todos estos sentimientos negativos, para tapar el dolor de haber crecido en una familia disfuncional. Y el comer no solucionaba nada, todo lo contrario. No podía parar de comer. Sabía donde estaban situadas todas las tiendas de mis alimentos más adictivos. Solo encontraba alegría en la comida. Buscaba el placer del paladar por que era de las pocas cosas con las que me podía sentir bien en mi vida. Y no podía parar de comer, el deseo de sentirme bien era tal en mi, que el comer era tal fuente de placer que ni me planteaba dejar de comer compulsivamente.

Y me parecía normal. Veía a otros miembros de mi familia comer así. Hasta lo aceptaba. Yo soy y seré siempre un obeso, me decía. Mi familia son obesos, es lo que me ha tocado vivir. Me abandonaba a la dulce inconsciencia de la enfermedad.

Este es el dolor que sentía mi alma. Ahora hablare de la faceta espiritual de mi enfermedad.

Durante una época llevaba mi vida y mi cuerpo a extremos. Con la comida, y arriesgando físicamente mi integridad personal. Solo encontraba el placer por vivir, estando al borde de la muerte. Literalmente. Hice durante algún tiempo deportes de riesgo, en concreto escalada. Y lo hacia sin estar físicamente preparado para ello, jugándome la vida, y cuando echaba el freno y retrocedía, el volver a estar seguro, era lo que me daba paz y tranquilidad, el sosiego que no tenia. Yo escalaba mientras fui obeso. Curiosamente cuando adelgacé deje de hacer escalada y montañismo. Ya no necesite mas la adrenalina, y saciar con comidas abundantes todo el ejercicio que hacia.

No creía en nada, todo me daba igual, nada era importante. No tenia perspectiva de que hacer con mi vida. Simplemente rebotaba de suceso en suceso de mi vida. Me dejaba arrastrar esperando el próximo golpe de mi vida. No sentía que nada mereciera la pena. Y todo este dolor lo tapaba con comida.

El deseo imperioso de comer me anulo como persona espiritualmente hablando. Yo no era capaz de hacer nada excepto comer, dormir y estar delante de mi ordenador perdiendo el tiempo. La comida era mi dios, mi guía, mi obsesión. Toda mi vida se resentio en aquellos días que he tocado fondo. El deseo imperioso de comer compulsivamente me trajo temblores, un miedo terrible a nada en concreto, como si alguien me persiguiera u observara, como si todo el mundo se fijara en que comía o en lo obeso que estaba. Mi adoración por la comida era tal, que solo el planear lo que iba a comer para colocarme como adicto, ya me daba placer. Rezar para no tener dinero encima cuando pase por delante de una tienda ya que sabía que el hecho era automático, entrar, comprar, comer. Y así hasta la siguiente tienda. Totalmente impotente de ser consciente de mi mismo y de lo que hacia.

jueves, mayo 03, 2007

Abstinencia, viajes y trabajo de los pasos.



Últimamente mi abstinencia no es igual de limpia que antes de recaer en semana santa. Hago un plan de comidas, y siempre acabo metiéndole algo mas (una fruta, una infusión, un zumo, un ingrediente de mas a la ensalada) Pero de momento no estoy tocando alimentos compulsivos, pero me cuesta. En la oficina tengo tentaciones muy fuertes por que allí están todo el día con alimentos compulsivos para arriba para abajo, pero gracias a que dios me presta su fuerza yo aguanto y continúo. Aunque a veces me parece un milagro por que allí no paran de comer en todo el día.

Acerca de los viajes, para mi son muy importantes los como. Es decir el como viajo. Si es un viaje con gente de oa a una convención o en grupito con gente de oa me siento protegido y no tengo ningún problema. Viajar solo, saltándome una reunión, ya es otra historia, por que se rompe el hilo de plata, el cordón umbilical que me une a oa, a la abstinencia a la paz y a la serenidad interior. Se que en los viajes mi enfermedad aprovecha los cambios a mi alrededor la incertidumbre en las comidas, mis emociones alteradas para alzar la voz e intentar que coma alqo que no debo. Por eso cuando viajo debo de trabajar el doble. Llevarme libros, llamar más, llevarme comida de emergencia por si todo lo que hay que comer son alimentos compulsivos, meditar mas y tomarme momentos de paz... Un viaje, como comedor compulsivo me exige el doble de esfuerzo para mantenerme abstinente. La rutina ya la tengo construida con ayuda de dios de manera que se donde esta el peligro. En los viajes no.

Y esto me viene de perlas recordarlo por que este fin de semana es la voluntad de dios que acabe en la sierra en un albergue con 35 jóvenes mas a los que la mayoría no los conozco. Comiendo de comedor, haciendo mucho ejercicio (caminando por el monte), cansado, durmiendo poco por que fijo que por la noche habrá fiestecita. Es lo que tienen las convivencias entre jóvenes.

Pero yo ahora no dejo que mi enfermedad me secuestre mi vida por miedo. Eso si, como ya te he dicho, para mi es muy importante el "como", así que ya he avisado que necesito alimentación especial...
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El próximo lunes hago un mes de abstinencia después de la recaída de semana santa y aun estoy ahí ahí. Estoy algo intranquilo por el peso, por que mi plan de comidas ha variado, por los kilos que pude haber cogido con el atracón. Y por que me toca pesarme y eso me intranquiliza. Dejo mi peso en manos de mi poder superior. Y si peso de mas pues nada tendré que ser mas fiel a mi plan de comidas y limpiar mi abstinencia. Pero le sigo teniendo miedo a la báscula, por que una vez ha sido bajarme de la báscula y recaer. Yo prefiero medirme por la ropa.

En oa somos pocos hombres, la mayoría son mujeres, al menos en mi ciudad. Se que para mi el ser hombre es un problema en Oa por que pocas compañeras se atreven a amadrinar hombres. De hecho llevo una especie de multi amadrinamiento donde le leo los pasos a las personas con quien me identifico. El cuarto no he llegado a leerlo.

He estado consultando con compañeras, y creo que debo hacer eso, que es lo que ya hice en su día. Leer mi primer paso y mi historia con la comida a varias personas. Ahora mismo estoy atrancado hay buscando leer el primer paso, aun no he empezado con el segundo, por que siento que tengo que leer el primero. Estoy mas centrado en realizar servicio Pero siento que me estanco que no avanzo en el programa si no trabajo segundo paso y cuarto ya. Así que tendré que buscar a quien leerle mi cuarto paso que sea hombre. Quizás un hombre de otro programa de 12 pasos. Lo que si tengo claro es que voy a trabajar los pasos en paralelo el 1 y el 4, el 2 y el 5, el 3 y el 6, por que si no, no voy a pasar nunca del 4 y tengo que romper la ecuación de 4 paso + 6 meses de abstinencia + viaje a mi ciudad= recaída. Por que el 4 paso significa empezar a limpiar la casa, a cerrar las heridas interiores, y eso es lo difícil del programa, lo que realmente escuece pero cura, y para muchos como para mi es una barrera, un techo a superar.