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jueves, mayo 31, 2007

Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad.

Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad. Yo no se escoger que comer de una manera sana. Yo siempre tiendo a comer de manera destructiva para mi, y de igual manera mi vida acabo siendo un callejón sin salida lleno de dolor.

Yo no puedo decidir que escoger para comer, por que como enfermo y adicto que soy, querré mis alimentos compulsivos. Y en el momento que toque uno ya no podré parar. Por eso estoy indefenso ante el primer bocado compulsivo. Y además para mi no es solo el alimento, es el formato, el como venga presentado en cantidades, envoltorios etc. Y la forma de relacionarme con ese alimento, como, cuando y en que estado mental-físico-espiritual estoy cuando lo consumo.

Quiero decir que ciertos alimentos me pueden ser compulsivos si los consumo en determinado estado mental, o en cierta cantidad, y que soy yo el que le da el carácter compulsivo al alimento, por el efecto tranquilizador, sedante y drogadicto que puede tener un alimento sobre mí.

Mi última recaída ha sido una serie de atracones espaciados que me volvieron a llevar a la locura.

En la semana santa volví de vacaciones a mi ciudad. Allí estaba todo el pasado que había dejado atrás, todas las heridas abiertas, y todas las emociones. Allí todo se acelera, todo el mundo quiere verme, y también esta mi familia. Mi madre sigue con sus actitudes dañinas e inquisitorias hacia mi. El primer día comí mas de lo habitual. El siguiente día caí en un atracón. Dios me estaba diciendo claramente que para mi ir allí de visita es caer en recaída. Además la experiencia me ha demostrado dos veces que ya es asi. Es una ecuación que he de romper: 6 meses de abstinencia + viaje a mi ciudad + trabajo del cuarto paso = recaída.

Estuve todo el tiempo de estas vacaciones (4 o 5 días) comiendo sin parar. Planeando atracones, caminando por la calle de tienda en tienda. Me sorprendí a mi mismo haciendo cosas que nunca antes había hecho con la comida. Pero aun así no deje de rezar, ni de escribir ni de llamar, ni de hacer un plan de comidas, aunque no lo cumpliera y luego anotara todo lo que comía en los atracones. Arrepentido y asustado incluso tire comida con tal de no comerla.

En cuanto volví de mi ciudad a mi residencia habitual volvió la abstinencia.

Paso un mes. Se me presento un viaje al que yo había dicho inicialmente que no iba a ir por tema de dinero, pero finalmente me invitaron no pude decir que no. En este viaje me acompaño la que hoy día es mi pareja.

Los viajes me descolocan, hacen que los pilares de mi abstinencia se tambaleen, y además provocan en mí una serie de emociones que hacen que pierda la serenidad. También en la incertidumbre sobre lo que voy a comer y cuando lo que me lleva a la recaída.

Ese fin de semana recaí también, y me di cuenta que no podía parar, que necesitaba un padrino, y que baso mi abstinencia en tener excusas, coartadas, motivos para no comer, pro que yo siempre quieren comer si me dejo y me escucho a mi mismo.

Fue volver del viaje y el lunes ir a una reunión y gracias a dios volver a estar abstinencia.

Pero ya no era igual, me estaba desconectando del programa de oa. Había perdido la paz y la espiritualidad. Cierto es que los atracones no me hicieron hundirme, pero los viví con la cabeza totalmente fría, dándome cuenta de todo lo que hacia, queriendo parar, y no poder, como si estuviera poseído

A la semana de este viaje, mi pareja vino a cenar a casa para estar conmigo. Ella sabe de mi enfermedad y de oa, pero es una comedora normal. Ella normalmente trae su comida, por que tiene otra forma de comer totalmente distinta que yo le respeto ya que ella me respeta y tolera a mí.

Pero aquel día de hace dos semanas, en un descuido ella olvido en mi cada un alimento compulsivo que cuando volví yo me lo comí.

Me asuste de verdad, por que de 6 meses, había pasado a 1 mes y luego a 1 semana. Los tiempos de abstinencia iban a la inversa, ya que ese camino pero al revés lo había recorrido al principio de entrar en oa. Lo siguiente que me quedaba era la recaída total.

Hable con ella, y ya no se dejara nunca mas alimentos olvidados en mi casa, pro que sabe el daño que me puede hacer. Ella puede traer lo que quiera y comérselo, a condición de que no me ofrezca y luego se lo lleve. Tengo un gran apoyo en ella por que me ayuda mucho ya que me comprende, aunque como dice en los libros muchas veces las parejas de alcohólicos piensan que con amor pueden curar la enfermedad y se que ella piensa eso. Yo se que no, por que soy adicto a la comida hoy, y mañana y a la otro día, pero ahora tengo un motivo mas para vivir. Uno muy importante.