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jueves, noviembre 01, 2007

La buena voluntad es necesaria para lograr una fe que funciona en la vida diaria.

El tercer paso dice: “ponemos nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de dios tal como nosotros lo concebimos”.

A mi humilde parecer, para avanzar en este paso es necesario primero tener una mente abierta que nos libere de todos aquellos prejuicios acerca de la palabra “Dios” y de todos aquellos significados asociados en nuestra sociedad a esa palabra. Se necesita tener una mente abierta dispuesta a borrar todos los significados de la palabra dios de nuestra cabeza, y a darle un nuevo significado (el que nosotros queramos) algo que según las religiones mayoritarias nos tacharía como herejes directamente.

En los doce pasos es el hombre, la persona que camina los pasos, quien define su propio y personal dios. Es el hombre quien concibe un dios a su medida sin imponérsela a sus semejantes y usa esta idea en su vida diaria para mejorar su situación.

Esto necesita una mente muy abierta, por que hasta ahora Dios era un concepto que nos imponían organizaciones religiosas que lejos de tratar de lo espiritual, dirimían asuntos de política, dinero y poder.

Esta mente abierta es vital, para decir que un ateo como yo pueda convivir con mi propia idea de dios, pedir ser respetado, y respetar las otras religiones. Yo me considero espiritual, pero no religioso según el concepto católico, judio, budista, musulmán de la palabra. En esos términos sigo estando mas cerca del ateismo y el agnosticismo, pues tengo un concepto de dios que yo he creado para mi, y que no es relevante para la otra vida, si no para mejorar mi vida actual, este preciso momento que estoy viviendo.

Una mentalidad abierta también fue necesaria para mi para aceptar en mi vida los nuevos conceptos, la nueva mentalidad, la nueva manera de vivir que comedores compulsivos anónimos me proponía. Tuve que liberarme del orgullo de pensar que yo podía controlar mi vida, y salir solo de toda la problemática de la comida. Es mas, tuve que aceptar que no era “un problema con la comida”, si no que es una enfermedad en toda regla.

Esta mentalidad abierta me llevaba a tener una buena voluntad de hacer las cosas bien por una vez en mi vida. De llevar a cabo algo bien cuando el resto de mi vida habia sido un fracaso. Al borde de mi autodestrucción con la comida, y habiendo conocido la luz de un grupo de oa con cierta recuperación, vi que aquella era mi ultima oportunidad.

Me agarre a ello como a un clavo ardiendo. Después de todo no tenía otra opción. Ya había vivido a mi manera toda mi vida anterior y había terminado muy mal. Estaba harto, ya era hora de empezar a vivir bien. Sentía que lo merecía. Pero hasta aquel momento lo había exigido sin poner yo nada de mi parte. En comedores compulsivos me enseñaron que tenia que poner de mi parte, hacer las cosas yo, este es un programa de acción. Funciona si lo trabajas. Creo que simplemente estaba harto de vivir mal perdido en la obesidad y la depresión, y quería estar bien, cuando me dijeron que tendría que trabajar para lograrlo, no puse ningún pero. Quería recuperarme, quería curarme, y armado con mi mente abierta, mi ansia por estar mejor, mis esperanzas, estaba dispuesto a hacer lo que fuera.

Empecé a fijarme en el ejemplo de los demás, ver lo que hacían los que lo estaban logrando, esos que decían que llevaban meses y años sin darse atracones, y aprender de ellos, hacer lo mismo que ellos. Llegue a creer que esto funciona, a tener fe en ello. Esa era la palabra clave, fe. No voluntad, por que mi voluntad, por muy buena que fuera mi disposición, era finita ante la comida. Necesitaba FE. Los milagros de los que hablan los libros de Oa los vi cumplidos en las personas que me rodeaban, personas que eran capaces de decir que no cuando les ofrecían alimentos que en mi despertaban los mas oscuros deseos de gula y autodestrucción. Ellas eran capaces de decir simplemente no.

Yo también quería tener esa capacidad para negar los alimentos que me destruían. Estaba seguro de poner todo mi esfuerzo en ello, todo mi empeño y mi mejor voluntad.

Asi pues me acerque a las personas que se estaban recuperando. Ahora se que la recuperación se pega. Aprendí de su ejemplo. Empecé a hacer lo que ellos. A leer los libros, a escribir sobre lo que sentía, a leer y escribir sobre los pasos. Logre abrir mi corazón al programa.

Hoy veo que mi buena voluntad para aceptar el programa, es la traducción de mis ganas de curarme, y este fue un punto básico para empezar a transformarme interiormente y mejorar mi vida.

Asi jamás he mentido danto mi testimonio en una reunión, seria como mentirme a mi mismo. Tuve que ser sincero conmigo mismo y afrontar las partes de mi mente que yo mismo me ocultaba por miedo. Tuve que desnudar el alma para llegar a los mas oscuros recovecos y curarlos.

Pero no tenia impedimento, no había miedo, por que sabia que los beneficios compensarían con creces el abrirme y hablar ante extraños, y el tiempo que le dedicase a todo aquello. Cualquier impedimento que mi mente enferma me ponía por delante, era superado por voluntad para curarme, para vivir, el fuego de la redención ardiendo en mi corazón. Las ganas de estar bien y ser feliz por una vez en mi vida, derrotaron a la enfermedad. Y rodeado de personas en recuperación pronto yo estaba también en el proceso de recuperación.

Asi logre una fe que me funciona en la vida diaria. Opera en todos mis actos y guia mi vida. Cuando me puse a ello dispuesto a hacer lo que fuera, me liberaron de todo el peso de la responsabilidad de mi recuperación. Se que a otras personas el miedo a fallar las paraliza tanto que ni siquiera le dan una oportunidad al programa de Comedores Compulsivos. Sabiendo que aquí hay una salida, pero incapaces de llevarla a cabo, de recorrerla, de vivirla.

Yo no tenía miedo, puesto que no tenía nada que perder. Solo podía ganar y mejorarme a todos los niveles. Ya habia vivido bajo el dictado de los atracones, ya era hora de vivir libre de ellos, de vivir en la fe.

Fe en que podia recuperarme.

Fe en que las reuniones podían ayudarme. Fe que se certificaba después de cada reunión al sentir la tranquilidad, la liberación y el compañerismo de todos los que asistíamos.

Fe en las herramientas de recuperación, constatada en el proceso mental de exploración interior que logrado cada vez que escribo textos como este. O liberación de mis obsesiones y miedos al compartirlos con otro miembro de Oa al llamarle por teléfono.

Simplemente tenia que creer, y hacer mi parte. Por que habia otra parte que no dependía de mi. Otra parte que era la de dios (fuese lo que fuese el para mi) y en esa parte yo no podía hacer nada, solo podía actuar y esperar.

Yo ya no era responsable del todo de mi enfermedad y de mi recuperación, el tenia también su parte. Si para mentes menos abiertas traduzco dios como el destino, la vida, o las coincidencias, mi recuperación también dependía en parte de factores ajenos a mi que yo no podía controlar. El primero de todo la gran suerte de haber dado con grupos de comedores compulsivos con una buena recuperación.

El hacer mi parte y confiarme a dios a diario, me libero de la culpa cuando algo salía mal, o cuando mi recuperación no iba tan rápido y tan bien como yo esperaba. Cada cosa necesitaba su tiempo, y estaba aprendiendo a confiar y a ser paciente. Por supuesto yo veía en mi avances poquito a poquito, pero mi mente compulsiva quería recuperarse ya, y la recuperación de la enfermedad de la compulsión por la comida es un proceso lento y delicado, pero para mi hasta ahora, enriquecedor y fructífero. Ha sido como trazar un mapa de mi, de mi mente y de mi alma, y corregir lo que estaba mal puesto, hasta que eso se ha traducido en que mi comportamiento se ha puesto en su sitio. Mi pensamiento has discurrido por donde tenia que ir, y cuando no, he tenido los recursos necesarios para pedir ayuda, y fe en ellos.

Tengo fe en mi recuperación, en que puedo con ayuda salir adelante, vivir una vida plena conviviendo con esta enfermedad, y mantenerla ralentizada, hibernada, dormida, y llevar una calidad de vida cercana a la normal. Es esta fe la que me mantiene cada mañana, y la que me hace decir no, la que me hace pedir platos especiales en los restaurantes, y la que me hace elegir bien cada vez que voy al supermercado.

Sin esta fe caería en la vida que vivía antes, preso de la desesperación, miedo y oscuridad. Y no quiero, no podía vivir como vivía antes. Ahora se que la perdida de peso no es el único regalo que me ha dado el programa. También me ha dado fe en mi recuperación, en el programa, y en mi propio concepto de dios. Y eso es un puntal muy importante en mi vida. No podría vivir sin fe hoy día.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo escribio...

Hola, llegué aqui por enlace del blog de Natasha, estoy empezando a leer tu blog, peor antes de comentar sobre lo que aqui escribes quisiera felicitarte por tomar la decisión, y más allá de eso de mantenerte, se que es dificil, yo soy obesa pero no me considero comedora compulsiva, lo mío es por mala alimentación y sedentarismo siempre cuando me siento que no valgo nada y quiero comenzar una dieta al poco tiempo al no ver resultados dejo todo y vuelvo de nuevo a mal comer, espero que tus letras me den un poco más de empuje y esperanza para comenzar de nuevo.

Saludos
Francis

08 noviembre, 2007 21:39  
Blogger m2c escribio...

Muchas gracias Francis.

Espero que mis letras te ayuden tanto al leerlas como a mi al escribirlas.

Recuerdos afectuosos para ti y para Natasha.

20 noviembre, 2007 00:11  
Anonymous Anónimo escribio...

soy comedora compulsiva y asisto a un grupo para recuperarme estoy por terminar mi cuarto y quinto paso y se perfecto tu sentir esa vida nueva con defectos de caracter apasiguados con las promesas cumpliendose, sin sentir miedo practicando el HOW en todo momento estoy feliz, conozco ami ser superior en el que confio plenamente y me tomo de su mano para que guie mi camino en CCA-HOW me senti bien leyendo gracias

05 agosto, 2008 08:54  

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