ESCRIBE AQUI EL TEMA SOBRE EL QUE QUIERES LEER EN MI BLOG:
Búsqueda personalizada

viernes, enero 16, 2009

Primer paso de alcoholicos anonimos, comentado por un comedor compulsivo (parte uno)

Nota: en comedores compulsivos anonimos trabajamos la literatura del programa original de alcoholicos anonimos. Simplemente sustituimos alcohol por alimentos compulsivos (aquellos que desatan un atracon), y borrachera, por atracón.

PRIMER PASO

"Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables".

¿A quien gusta admitir la derrota total? A casi nadie, por supuesto. Todos los instintos naturales se rebelan contra la idea de la impotencia personal. Es verdaderamente horrible admitir que, con una copa en la mano, hemos deformado nuestra mente hasta tener una obsesión por beber tan destructiva que solo un acto de la Providencia puede librarnos de ella.

La obsesión por la comida es tan destructiva que a mi me llevo al punto final de anularme como persona estando en mi casa encerrado, aislado del mundo y comiendo. Hoy día trabajo arduamente para que, pase lo que pase, la obsesión por la comida no me anule. Esto creo que lo he logrado con la ayuda del programa, tratando de que no cambie mi comportamiento ni mi humor aunque haya comido. Sigo siendo un novio amoroso y sigo trabajando el programa, sigo viniendo, haciendo mi vida y hablando con las personas a pesar de no estar en mi mejor momento con la comida.

No hay otro tipo de bancarrota como ésta. El alcohol, ahora convertido en nuestro acreedor más despiadado, nos despoja de toda confianza en nosotros mismos y toda voluntad para resistirnos a sus exigencias. Una vez que se acepta esta dura realidad, nuestra bancarrota como seres humanos es total.

La comida ataca a mi autoestima y a la confianza en mi mismo. Si no soy capaz de controlarme en la comida, como voy a ser capaz de hacer cualquier cosa. Soy un glotón incontrolable, no valgo para nada. Esos eran los mensajes que me surgían en la cabeza fruto de mi mente enferma.

Pero al ingresar en A.A. pronto adoptamos otra perspectiva sobre esta humillación absoluta. Nos damos cuenta de que sólo por medio de la derrota total podemos dar nuestros primeros pasos hacia la liberación y la fortaleza. La admisión de nuestra impotencia personal resulta ser a fin de cuentas la base segura sobre la que se puede construir una vida feliz y útil.

Si admito que yo no puedo solo, admito que necesito ayuda, y así empiezo a buscarla, empiezo mi camino a la recuperación. Me bajo del orgullo de creerme que yo puedo controlar solo la comida y a la enfermedad, y salgo de la convicción orgullosa de que yo puedo salir adelante solo, cuando lo he intentado solo mil veces y mil veces la comida me ha derrotado.

Sabemos que son pocos los beneficios que un alcohólicos que ingrese en A.A. puede esperar, si ni ha aceptado, desde el principio, su debilidad devastadora y todas sus consecuencias. Mientras no se humille así, su sobriedad - si es que la logra - será precaria. No encontrará la verdadera felicidad. Esta es una de las realidades de la vida de A.A., comprobada más allá de toda duda por una vasta experiencia. El principio de que no encontraremos una fortaleza duradera hasta que no hayamos admitido la derrota total es la raíz principal de la que ha brotado y florecido nuestra Sociedad.

Si no acepto que soy impotente ante la comida me niego a recibir ayuda, por que aun me creo que yo puedo controlar la adicción. Para empezar a recuperarme me tengo que bajar del orgullo del “yo puedo”. Entonces empiezo a pensar en que hacer cuando mi voluntad ante mi adicción falle, empiezo a recurrir a la hermandad cada vez que quiero recaer, y eso me da una mayor resistencia a la comida que la que tengo yo solo, por que las herramientas suplen mi derrotada fuerza de voluntad.