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martes, noviembre 24, 2009

Algunos pensamientos sobre la recuperación de la compulsión por la comida

En oa adelgazamos por que no nos damos atracones, no por que hagamos dieta. Eso fue algo que siempre me gusto de oa. A pesar de ser un obeso crónico sin solución, adelgacé, y me mantuve sin tener que hace dieta ni pasar privaciones. Lo único que hice fue usar las herramientas de recuperación y trabajar el programa de 12 pasos.

Aquí venimos a desintoxicarnos de la comida basura, igual que los alcohólicos del alcohol y los drogadictos de las drogas. Cuando dudo de mi recuperación y la recaída me acecha he de recordarme esto. Si, es cierto que la drogadicción y el alcoholismo existen, pero también hay personas que salen de ello. ¿Por qué no puedo yo sobreponerme a mi compulsión por la comida? Tengo un programa que funciona con la comida igual que con el alcohol y las drogas.

Las dietas no me funcionan por que fomentan mi obsesión con la comida: convierten la comida en el centro de mi vida, en lo más importante.

Muchos profesionales de la Salud no están formados en lo que es nuestra enfermedad. Algunos incluso nos responsabilizan de seguir o no una dieta cuando somos incapaces. Nos criminalizan, reprochan y culpan cuando rompemos la dieta, aumentando la culpabilidad por haber comido compulsivamente.

domingo, noviembre 22, 2009

comedores cdmpulsivos anonimos en Sonora, Mexico

jueves, noviembre 12, 2009

Megarexia: el trastorno alimenticio en el que las personas obesas se ven sanas

Leer articulo original: Megarexia

Lo último en el panorama de los trastornos alimentarios graves se llama megarexia. Quien acuñó el término, Jaime Brugos, lo presenta como el trastorno localizado al otro lado de la báscula de la anorexia: son personas gordas que se ven delgadas. Son individuos obesos, que se miran al espejo y no lo perciben; por eso no hacen ninguna dieta; por eso se atiborran de comida (y no precisamente de la más sana). Creen que están sanos y se gustan. Son megaréxicos.


Hablar de la anorexia es hablar del trastorno alimenticio grave más común y más conocido en la sociedad. La padecen las personas que, al mirarse al espejo, se ven gordas a pesar de su extrema delgadez. Dejan de comer o comen muy poco, resintiendo a todo su organismo y cayendo en un pozo del que resulta demasiado difícil salir –si es que se consigue salir-. Hace unos años irrumpió en escena la ortorexia, famosa por crear en la persona que padece este trastorno una obsesión enfermiza por la comida sana. Sus sufridores optan por eliminar de la dieta grasas y carnes y practicar una dieta demasiado sesgada que les causa desequilibrios en el organismo. Cuanto más se alimentan, mejor se sienten.


Según Brugos, la anorexia y la megarexia se originan por tener desnutrido al cerebro. “Ambas enfermedades distorsionan la realidad y la imagen que el individuo percibe de sí mismo”, cuenta Brugos a El Confidencial. Esta nueva enfermedad es tan incomprensible como lo es desde hace demasiado tiempo la anorexia. Los megaréxicos no se ven ni un kilo de más. “Por cada anoréxico, se calcula que hay diez megaréxicos”.


El problema está en que es un nuevo concepto de trastorno que todavía no ha calado en la sociedad. “Por eso no podemos contabilizar el número de personas afectadas por este trastorno", añade Brugos. Teniendo en cuenta que las autoridades sanitarias ya alertan de que España cada vez es un país más de obesos, y según los cálculos de Brugos, si hay medio millón de anoréxicos en el país, puede que haya cinco millones de megaréxicos sin diagnosticar.



La dieta de los megaréxicos está llena de carbohidratos: dulces, frituras, alimentos grasos, postres… “Son calorías vacías que no alimentan el cerebro”, cuenta Brugos. Por eso se convierten, poco a poco, en unos obesos desnutridos, incluso anémicos. Cuando la desnutrición llega al cerebro, es entonces cuando el individuo cae preso de la enfermedad.

miércoles, noviembre 04, 2009

Control sobre los demás

El ansia de control sobre los demás, habitualmente sobre la familia o la pareja, es una proyección de mi egocentrismo en otras personas.

Quiero ser el centro del universo y que los demás deban su existencia a mi, para así levantar una autoestima que yo no tengo a costa de los demás.

Es vital para mi recuperación dejar de controlar a los demás.

El querer controlar a los demás siempre me ha llevado a comer compulsivamente antes o después.

Todos los intentos de control mediante la manipulación, la mentira o la fuerza bruta, terminan fracasando. Todo ese esfuerzo por que los demás hagan lo que yo quiero es en vano. Cuando veo que los demás hacen lo que quieren y no lo que yo quiero, la frustración se apodera de mi.

Es entonces cuando siento que mi mundo se escapa a mi control, que no soy el centro, y que no soy dios. Mi ego y autoestima se sienten así mucho mas dañados. El dolor me sobrepone, y se activa en mi el mecanismo de comer compulsivamente para no sufrir, de usar la comida como anestesia.

Control  Frustración  Dolor  Uso de la adicción (en mi caso comida)

El control encierra sin embargo una dependencia de los demás. El controlador no es nadie sin gente a la que controlar. Es lo que yo llamo una “codependencia pasiva”. Creo que yo mando sobre otros pero en el fondo dependo de ellos para creer que los controlo y así sentirme el ombligo del mundo. Mis acciones se debían a los demás, actuaba reaccionando para controlarles. Y me olvidaba de mi mismo.

Para mi, en el proceso de mi recuperación, curarme del egocentrismo ha sido un proceso que inicie en el paso 4º y que continuo en el 5º, 6º y 7º.

Tras trabajarlos con mi madrina, siento que yo no soy manipulable, que no soy dependiente, vivo mi vida y no dejo a los demás que se metan en la mía.

Ya no controlo ni lucho por controlar a otras personas. La respuesta ha sido el desprendimiento emocional. Soltar con amor a las personas. Dejarlas de ser ellas mismas, por que las quiero y se que cada uno por su lado encontrara su camino. Definiría el desprendimiento emocional como “Soltar con amor”. Ya no vivo la vida de otros ni sus enfermedades. Me dedico a mí, a mejorar yo. Por que cuando vivía controlando, vivía para los demás, vivía sus vidas y absorbía sus actitudes enfermas.

Viviendo para mí, y trabajando los pasos, tengo la oportunidad de crecer y dejo de llenarme de sentimientos negativos, de otros, o de mi fracaso para controlar a otros.

El ansia de control también expresa además de mi egocentrismo, el orgullo, la soberbia. Me creo superior, y creo que se lo que ellos han de hacer. Me creo que si todo el mundo actuara según mi plan maestro, a todos les iría mejor. Y sin embargo me olvido de pensar en lo que tengo que hacer yo para poner mi vida en orden, y me dedico a arreglar la de los demás. Esta es la mentalidad enferma que yo tenía.