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miércoles, octubre 05, 2011

La recuperación de la compulsion por la comida solo surge desde el tocar fondo

Para dejar mi vida en manos de un poder superior tuve que estar convencido de estar haciéndolo realmente mal al volante de mi vida. Solo así estuve dispuesto a soltar riendas. Es en el fondo de los fondos donde uno desea la redención y la reconversión de uno mismo en algo mejor. Es o mejorar, o morir sufriendo lentamente. Así de cruel es para mí la compulsión por la comida. Solo cuando se esta sufriendo mucho esta uno dispuesto a buscar y aceptar ayuda. Hasta entonces el orgullo del “yo solo puedo” bloquea la entrada de cualquier ayuda externa y me mantiene en la enfermedad. Y sin ayuda externa uno no puede recuperarse. Cuantas y cuantas veces lo intenta uno por sus propios medios y siempre fracasa. El aislamiento es la perdición. A solas la comida siempre gana. La convicción de mi impotencia ante la comida es la puerta de la libertad de la obsesión por la comida. Todos los días veo mis alimentos compulsivos y me digo, no sois para mí, sois veneno, sois el diablo. Un solo bocado y me abrís la puerta del infierno. Trabajar el programa de 12 pasos hace que la comida salga de mi cabeza, por que de repente tengo otras cosas en que pensar. Reuniones, apadrinamiento, escribir, llamar por teléfono. Tengo que tener cuidado de no desconectarme del programa por que si no la comida vuelve a entrar rápidamente y vuelve a convertirse en el centro de mi universo, mi propio y castigador dios. La fe en mi poder superior y en la recuperación es el eje de mi vida. Mi único propósito. Tanto que cuando me quedo solo, automáticamente vienen a mis pensamientos de rezo y oración, de petición y humildad. No soy el único que hace lo que yo hago, no soy el que lo hace mejor. Tengo que ser humilde. No soy perfecto. Yo también me equivoco, y cometo errores. Y sin embargo ataco a otros cuando lo hacen o me creo mejor que ellos. Eso es el orgullo de creerme perfecto. Yo solo lo hago como puedo. Gracias a dios puedo ver esto y tengo la fe en mi mente en vez de la comida cada vez que cierro los ojos. La fe es el camino de la mejora. Si hiciera lo que me dictan mis desbocados y enfermos instintos estaría en la cárcel. Mi mente no tiene más que impulsos destructivos hacia otros y hacia mí. No soy mejor que nadie, yo también me equivoco, yo también me olvido las cosas. Mi perfeccionismo es una trampa.

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