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miércoles, diciembre 14, 2011

La importancia de rendir mi comida y mi vida a un poder superior a mi


Entregar mi manera de comer, y luego mi vida a un poder superior a mi es la clave de una abstinencia sana y duradera. A mi lo que mas me cuesta es rendir mi comida al poder superior a través del uso de la herramienta del plan de comidas. Y así no consigo tener éxito en programa, entendiendo este como una abstinencia larga y duradera, aunque si me beneficio de los efectos del uso de las herramientas en la medida que puedo y del trabajo de los pasos.

Voy dando pequeños pasitos, en forma de renuncias a la comida y a la gula. Para mi renunciar es la manera de soltar mis alimentos, dárselos a mi poder superior, y dejarle que el lleve mi comida hacia una manera de comer y de comportamiento con la comida no dañinos para mi.

Por ejemplo he renunciado a ir a la cena de navidad. He renunciado a ir a supermercados, por que es hay donde siempre recaigo a lo grande. He renunciado a comer fuera, si no es con mi propia comida llevada de casa, por que comer en restaurantes siempre hace que se me cuelen alimentos dudosos o compulsivos que me inestabilizan. He renunciado a llevar dinero por la calle por que me lo gasto en comida o en maquinas de comida y eso me lleva a recaer. He renunciado a comer entre horas.

Por supuesto hay otras renuncias que me cuestan mucho más y que aun no soy capaz: como renunciar a alimentos dudosos, o alimentos que trae mi pareja  a casa.

Estas son mis limitaciones y a veces me pregunto si hago bien asumiéndolas, es como meter al monstruo de mi enfermedad en un jaula de privaciones. Y así me siento muy limitado. Pero solo se mantenerme abstinente así. Renunciando y sacrificando. Y aunque a veces es duro, luego después lo disfruto en forma de abstinencia, que es paz y serenidad, libertad de la obsesión por la comida. Poder pensar y no tener en mi mente la niebla de la compulsión que me hace no ser yo y reaccionar como un adicto.

Soltar las riendas de mi vida me cuesta mucho menos que entregar mi comida. Ahora lo veo claro. Quizás por que me resulta cómodo no hacer nada y pedir la ayuda a dios para que se encargue de las cosas y de las decisiones complicadas. Eso me libera del dolor de tener que llevar mi vida sobre mis hombros. El dolor que otras personas no soportan y que yo como adicto no soportaba, y que quería tapar a toda costa con comida. Una vez que dios esta ahí sosteniendo mi vida, ya no estoy solo, tengo toda la ayuda del mundo, y el dolor desaparece, por que ya no soy el único responsable de mi vida.

Por ejemplo no me culpo por tomar una decisión errónea. La acepto por que dios lo ha querido así, y trato de aprender de ello y crecer. No vivo tomando decisiones rápidas motivadas por mis locas emociones controladas por mis defectos de carácter. Dejo que dios traiga a mí el camino más fácil y se exprese en mi intuición que llega a mi a través de la meditación y la oración. También me llega el mensaje de lo que dios quiere para mí en un tema concreto mediante las consultas que hago a otras compañeras. Uso su recuperación, la claridad mental que ellas tienen, para que vean por mi donde yo no veo en mi propio yo. Así es más fácil. No cargo yo con todo el peso de mi vida. Tengo ayuda. La fe llena el hueco del dolor, el vació interior que siempre he escuchado que tenemos todos los adictos como yo, que soy adicto a la comida.

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1 Comentarios:

Anonymous Anónimo escribio...

La comida controla mi vida y estoy harto. Siempre me pongo un dia para empezar a dejar de comer y siempre lo jodo. Como, como y como. Quizá yo tambien tendría que empezar a escribir y dejar de comer.
Puta comida, un dia te miraré a los ojos y te destrozaré. Sé que soy mas fuerte que tú y acabaré contigo.

17 diciembre, 2011 22:11  

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