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martes, febrero 26, 2013

mi valía como persona no depende de mi físico o de mis conductas con la comida


Yo admito claramente que soy distinto a los demás. Lo noto en mis comportamientos, en mis pensamientos obsesivos con la comida, y con mis problemas de salud física. Para nada me cuesta admitir que soy un enfermo, por que lo vivo y lo siento día a día.

Ya no me planteo el absolutismo de la enfermedad. Se que estoy enfermo hoy. Mañana no me preocupa, y ayer ya paso. Lo vivo así por las compañeras que he visto morir de un día para otro sin previo aviso. La enfermedad que yo tengo es asi de cruel. Un día se te cruzan los cables y adiós. Así que lo del solo por hoy, no solo para mi  es no plantearme mi vida, ni el mañana, si no disfrutar del ahora todo lo que pueda, sin hacerme daño, claro esta.

Tampoco me planteo ya las posibilidades de la curación definitiva, o la naturaleza de la recuperación. Me basta con vivir hoy fuera de la obsesión por la comida. Con no darme un atracón hoy, ya me es suficiente. No me  planteo planes de adelgazamiento a largo plazo, no me planteo cambios personales, por que se que se me van a escapar. Por supuesto que tengo sueños y ganas de hacer cosas, pero no me obsesiono con ellos. Ahora veo que puedo hacer hoy para eso, lo hago y me olvido de ello hasta mañana. Procuro mejorar dia a dia un poquito, en vez de centrarme en el horizonte lejano. Pero mi enfermedad es astuta, se cierra un frente y se abre otro. Fluye como el agua y busca las grietas por las que colarse.

Mi rutina es extremadamente sensible a los cambios. Pido continuamente una abstinencia duradera, solida, limpia y resistente a los cambios e imprevistos del dia a dia, por que yo solo no puedo lograrlo.

Tengo que vigilarme mucho con la comida, por que me engaño mucho y es traicionera. Puedo haber eliminado la conducta compulsiva de los atracones en supermercados con tarjeta de crédito, pero surgen otras muchas conductas compulsivas en las que se expresa mi gula que me he de vigilar. Por ejemplo empezar a comer mucho fuera por trabajo o por pereza. Cuando renuncio a una conducta compulsiva con la comida, surge otra, y asi vivo renunciando una a una, un dia cada vez, mejorando, esperando llegar con ayuda al punto en que la recuperación pese mas que la enfermedad.

Ahora trato de no plantearme siquiera si estoy abstinente o no, por que no lo se. No me peso siquiera. Trato de no castigarme ni medirme, por que es peor para mi. Estoy disociando mi valía como persona de mi físico o de mis conductas con la comida.

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jueves, febrero 21, 2013

Fe por supervivencia


Yo no me considero católico, no voy a misa. Que vaya el que quiera. Están en su derecho y hay que respetarlo. Cada no es libre de ello.  Pero he aprendido la tolerancia y el respeto. Igual que hay personas fuera y dentro de los grupos que gustan de ejercer una religión establecida,  y les respeto por ello, a mi personalmente no me gusta ser, pertenecer, o ejercitar una religión dada.

¿Entonces que es eso de espiritual? ¿cómo puedo ser espiritual y no religioso? La experiencia espiritual para mi ha sido salir de la dinámica de la autodestrucción mediante una adicción o trastorno de la alimentación, y empezar a construir, a recuperarme. Pasar de sufrir a disfrutar. De sobrevivir, a vivir. Pasar de tener todo los sentidos y emociones embotados por la comida,  a tenerlos limpios y claros una vez que están limpios. A tener mi cerebro para mi, y no para una obsesión enfermiza.

Este sentimiento es tal, que me sentí lleno, plenamente realizado, feliz, con mis emociones en sus sitio y no en una montaña rusa. Me sentí liberado.

Yo me comía mis emociones, negativas o positivas. Cualquier dolor, ansiedad o frustración se convertía en un atracón. Para salir de eso, para negar mi manera autodestructiva de comer, necesitaba paz y calma en mi vida.
  
La propuesta de los grupos de doce pasos tal como yo la he entendido al leerla, es la propuesta de la experiencia espiritual para combatir con ella la enfermedad de las múltiples formas de adicción. ¿Y por que espiritual? Se trata de entrar en un estado de paz, calma, y bienestar que el mecanismo de la adicción se revierta o desaparezca. Como ya no siento dolor, no necesito ejercer la adicción para huir de ese dolor.

Esto incluye cambiar mi manera de pensar, y definir yo mismo mis propias creencias y mi propia experiencia espiritual. Para mi el simple hecho de salir de la adicción ya fue toda una experiencia en si.  Entiendo experiencia espiritual como crecimiento interior, mejora de mi mismo, ir hacia un mejor yo, reinventarme. Reconstruir todo lo que la adicción ha dañado y destruirme. Hacerme participe del estado mental de ascetas, santones budistas o hinduistas, que en sus meditaciones negaban la comida. Ese mismo estado mental es el que yo logro acceder cuando estoy en abstinencia. Y así logro decir que no  a todas las tentaciones de la comida que continuamente me asedian todos los días.

Es un modo de vida para mi. Es reaprender a vivir sin la adicción. La mala noticia es que no es permanente, y tal como yo lo siento, continuamente otros adictos en activo, otras personas, la vida misma, la publicidad, los alimentos que me rodean, tiran de mi hacia la adicción. Por eso he de vivir día a día ejerciendo continuamente los principios de recuperación de este programa, y vivir esa experiencia espiritual de gran bienestar continuamente, para mantenerme alejado de la adicción.  Para mi esta experiencia espiritual paso a ser cosa de supervivencia. Sobre todo al ver y constatar que mi adicción a la comida podía hacerme mucho daño, incluso matarme.

A veces lo llamo como “Fe por supervivencia” y es que no me queda otra opción o salida. Muchos compañeros de Oa y yo mismo hemos probado todo para salir de la compulsión por la comida antes de llegar a los grupos. Por supuesto que hay otras soluciones, y seguramente funcionen para otras personas. Pero para mi que era un caso de ultimátum  a mismo, desahuciado de mi propio yo, esta era la ultima oportunidad. Mas alla no hay nada. La destrucción, el abismo.

Otras personas pueden pensar “pero yo no estoy tan mal”,  y tratar de probar otros caminos.  Están en su derecho, y por supuesto otras soluciones les pueden funcionar, y yo me alegro por ello. Yo estoy en Oa por que lo he probado todo, no me ha funcionado, me desespere, y la experiencia espiritual de los 12 pasos era lo ultimo que me quedaba por probar, y me funciono.

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miércoles, febrero 20, 2013

La experiencia de la abstinencia y la experiencia espiritual


La experiencia de la abstinencia es algo que no se puede describir fácilmente.

La enfermedad de la compulsión por la comida la describiría como un infierno en vida. Una muerte lenta. Una obsesión enfermiza y destructiva, una guerra conmigo mismo. Un ansia por dejar de sufrir, y cada cosa que haces por dejar de sufrir, te duele mas todavía. Metafóricamente, para mi seria como caer en una zarza, y al tratar de liberarme, hacerme mas daño todavía.

En oposición a esto, la abstinencia seria para mi, como volver a nacer. Un despertar a la vida. La liberación definitiva. Honestidad conmigo mismo y con lo que como. Libertad de la obsesión por la comida. Estar en paz con lo que como y con mi cuerpo. Y tener mi mente limpia, y libre para otras cosas.


Como comedor compulsivo soy experto en el arte de mentirme a mi mismo, de justificarme. Grandes mentiras que me digo a mi mismo son: “por un poco no pasa nada”,  “solo lo comeré esta vez”, “esto ya no me es compulsivo”, “lo están comiendo todos”, “mañana empiezo”. Así poco a poco mi resistencia ante la compulsión se va socavando, y la comida compulsiva se va alargando en el tiempo, cuando el único momento que me tiene que preocupar es ahora mismo.

El ejemplo es vital. Ver a otros como lo están logrando y como están dejando atrás sus hábitos destructivos con la comida, es algo inspirador y motivador. Creo que en Oa yo he aprendido del ejemplo de otros, y también a trasmitir mi experiencia de recuperación con el ejemplo. He conocido muchos comedores compulsivos fuera de OA, pero lo único que puedo hacer por ellos es recuperarme yo, ser ejemplo de recuperación.

El conocimiento lógico de mi enfermedad no me ayuda. Saberme la teoría del programa de recuperación de 12 pasos solamente, tampoco me ayuda. Tengo que ponerme en marcha. Por mucho que me conozca, tengo que dejar de lado el “yo solo puedo” y pedir ayuda para recuperarme. Seguir el ejemplo de otros. Vivir las mismas experiencias de recuperación que les han funcionado a otros.

Tal como yo lo he vivido, el programa de recuperación de 12 pasos utiliza el crecimiento interior, el despertar espiritual como herramienta de recuperación para casos terminales de personas con adicciones. En mi caso, la adicción a la comida.

Muchas personas son enemigas de cualquier cosa que huela a religión, por la historia y por sus propios resentimientos. Para mi esto no tiene nada que ver con ir a misa, o creer en una religión u otra. Lo dice bien claro en la literatura del programa: “Oa no esta afiliado a ningún partido político, secta o afiliación religiosa”.

Yo no me considero católico, no voy a misa. Que vaya el que quiera. Cada no es libre de ello.  Pero he aprendido la tolerancia y el respeto. Igual que hay personas fuera y dentro de los grupos que gustan de ejercer una religión establecida,  y les respeto por ello, a mi personalmente no me gusta ser, pertenecer, o ejercitar una religión dada.

¿Entonces que es eso de espiritual? ¿cómo puedo ser espiritual y no religioso? La experiencia espiritual para mi ha sido salir de la dinámica de la autodestrucción mediante una adicción o trastorno de la alimentación, y empezar a construir, a recuperarme. Pasar de sufrir a disfrutar. De sobrevivir, a vivir. Pasar de tener todo los sentidos y emociones embotados por la comida,  a tenerlos limpios y claros una vez que están limpios. A tener mi cerebro para mi, y no para una obsesión enfermiza.

Este sentimiento es tal, que me sentí lleno, plenamente realizado, feliz, con mis emociones en sus sitio y no en una montaña rusa. Me sentí liberado.

Yo me comía mis emociones, negativas o positivas. Cualquier dolor, ansiedad o frustración se convertía en un atracón. Para salir de eso, para negar mi manera autodestructiva de comer, necesitaba paz y calma en mi vida. 

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martes, febrero 12, 2013

Reflexionando sobre mi abstinencia


He llegado a conclusión de que no estoy abstinente. Me siento abstinente, pero según la definición de abstinencia que escoja, no se si estoy abstinente o no.

Abstinencia es: "abstenerse de comer nuestros alimentos compulsivos y de ejercer comportamientos compulsivos con la comida".

Yo me agarre al clavo ardiendo de: como no estoy yendo a comprar en supermercados 20 o 30 euros de alimentos compulsivos y comiendo hasta reventar, estoy abstinente. Y he estado llevando una abstinencia sencilla de "no harinas", y "no azúcar".

Eso es un principio, pero luego hay mas. Creo que no tengo una abstinencia limpia. La verdad es que con no ir a gastarme 20 o 30 euros en alimentos compulsivos y comermelos de una sentada y no comer ni harina ni azúcar, ya me doy por abstinente, pero siento que esto no es suficiente. Y mi compulsión inconsciente siempre busca la manera de colarse, las grietas.

Por ejemplo, en relación a la definición de abstinencia, voy a reflexionar sobre "comer alimentos compulsivos". Tengo la guerra montada con los frutos secos, con la carne, los lacteos, los postre. Los como fuera de casa. No los tengo en casa, pero fuera de casa los como y me digo que "no pasa nada". Que no estoy a dieta. Paso ese día malo, con tirón, y al día siguiente estoy bien. Pero en el fondo me estoy engañando a mi mismo. Como cosas fuera de mi plan de comidas, me digo a mi mismo que si como algo y no me doy un atracón no pasa nada, por que ese alimento esta perdiendo poder sobre mi y ya no me pone compulsivo.

En el trabajo tengo el problema ade que hay una maquina de comida, y no puedo ir con suelto a la oficina por que he código la mala costumbre de picar algo a media mañana de esa maquina si llevo suelto. Siempre lo mismo, frutos secos. (Peor seria si me fuera los sandwiches y dulces).

Eso es picoteo, y ese es un comportamiento compulsivo con la comida. Es saltares el 3-0-1. Según la definición de abstinencia que puse al principio, eso seria una rotura de abstinencia, por que es un comportamiento compulsivo con la comida. Ya sin entrar a valorar si es un alimento compulsivo o no, que hay me engaño mucho. No quiero reconocerlo, por que como lo consumo y no me doy un atracón, aguantando a puño. Pero esto no funciona así. Es mejor prevenir que curar.

También esta el salir a comer. Siempre vamos a un tipo concreto de restaurantes donde hay comida que yo puedo comer, pero ponen mucha cantidad. Y ahí ya me paso. Me gustaría dejar de ir. Las ultimas veces he logrado comer bastante menos. Es una puerta al exceso, y a comer cosas que no como habitualmente, y que me digo a mi mismo que no son compulsivas.

Darme cuenta de esta falsa abstinencia, de esta abstinencia no perfecta, o abstinencia sucia, me ha llevado a recaer. No una recaída fuerte, pero si un toque de atención. Un espaldarazo para ponerme otra vez alerta. Estos días están jugando con los horarios de trabajo en la oficina, y eso me altera la rutina, y los horarios de comidas. También estoy teniendo que ir al trabajo en coche por que tengo una lesión en el pie, y eso me lleva a tener que llevar dinero.

He pensado en llevar solo la documentación necesaria y no toda la cartera, ni el dinero, ni la tarjeta de crédito. Se que si hago eso mi plan de comidas se limpia solo, por que me alejo de la maquina del trabajo, y eso significa adiós picar entre horas en la maquina del trabajo.

Ademas tengo que renunciar a las conductas compulsivas, a los alimentos dudosos, y pedir ayuda a mi poder superior para que se limpie mi plan de comidas solo,y me de la fuerza para llevar este propósito a cabo.

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sábado, febrero 09, 2013

La mentira del yo solo puedo


Yo conozco a un montón de comedores compulsivos fuera de los grupos de oa. Son personas que vienen una y otra vez hacia mi, repetitivamente. Eso me hace pensar que la enfermedad esta muy extendida y es muy fuerte, y que yo atraigo a esas personas de manera inconsciente, por que la enfermedad busca perpetuarse y expandirse. De la  misma manera que la gente tiene compañeros de borracheras, creo que hay compañeros de adicción.

Yo no me siento preparado para pasar el mensaje a esas personas, por que la enfermedad de otra persona en su estado salvaje es muy fuerte, y yo a veces no puedo ni conmigo mismo. No creo tener ese estado de santidad que describe el libro grande de un alcohólico que hablar con otro alcohólico y le muestra la luz de la recuperación en una conversación.

Yo creo que hoy día lo único que puedo hacer por otras personas es recuperarme yo. La mentira de la comida es muy fuerte, y bajar a alguien del orgullo del “yo solo puedo”, con la simple palabra, es imposible para mi.

Es un cambio a mejor en mi vida lo único que puede actuar como paso 12, y la perdida de peso, por que es el único idioma que entiende una persona, fuera de programa, como las muchas que conozco. Solo preguntaran si se siente impresionados por un cambio físico importante. Desconocen totalmente la faceta emocional y espiritual de la compulsión por la comida.

Yo siento la unión con mis compañeras y compañeros del programa que describe este capitulo del libro grande. Es como si solo aquí, en estos grupos, estuviera a salvo, y eso que estoy rodeado de personas enfermas. Pero el programa nos da unas guías y un entorno seguro en el que relacionarnos y mejorar sin lanzarnos defectos de carácter los unos a los otros.

Precisamente esos defectos de carácter son los mismos que destruyen mi vida como adicto poco a poco, dañándome a mi, a mis mecanismos de pensamiento interior,  a mis relaciones con los demás, a todo mi entorno. Es por ahí donde ataca esta enfermedad, que como todas pretende destruirme como persona y matarme, por eso es una enfermedad.

La manera que tiene la enfermedad de destruirme es la mentira y el maltrato a mi mismo. Me miento a mi mismo con lo que como, miento a otros sobre lo que como, y miento en todo lo demás. Así las relaciones personales se corrompen por el ejercicio de la compulsión por la comida. Tipos de comedores compulsivos hay muchos, pero en todos los que he conocido, compartimos una mentira común: yo solo puedo. Que es la expresión del orgullo y egocentrismo máximo, es la mentira de negarme a mi mismo la petición de ayuda, y así mantenerme en la enfermedad y comiendo compulsivamente.

Siempre he escuchado que vivir con un adicto es como convivir con dos personas. Yo soy muy diferente cuando he comido compulsivamente a cuando estoy abstinente, me cambia el carácter completamente. Creo que los adictos, y los comedores compulsivos como adictos a la comida, somos personas de extremos. O todo o nada. O atracón o dieta. O te amo o te odio. O todo o nada, la recuperación para mi ha sido la búsqueda del termino medio, del equilibrio.

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